*

Ella le miró con los ojos desorbitados.
-Pero...¿te vas?. Yo pensé que este lugar y las cosas que te encontraste aquí eran únicas y que no soportarias irte tan lejos de ellas...
Antes de acabar todo lo que le tenia que decir, rompió a llorar. Él le secó las lágrimas con un solo dedo y con la expresión más desconcertada que ella, le cogió de la mano y la obligó a mirar directamente a sus ojos.
-Nunca te dije que estaría aquí para siempre. Es cierto que dije que esto era único para mí, nunca habia sentido algo parecido en mi vida, pero debo seguir buscando algo todavia más único, todavia sigo buscando algo...más extraordinario, no se si lo encontraré o como lo distinguiré, pero tengo que arriesgarme o si no nunca seré feliz.
Cambió su tristeza por una mezcla de interrogante y enfado pero no paró de llorar aunque ahora en silencio.
- Lo que siento es real, lo que tu sientes es real y este momento es real. No podemos abrazarnos a ensoñaciones que los dos sabemos que no llegaran. Lo que tienes es miedo, miedo a que todo salga mal o a no saber como saldrá, como tu bien has dicho hay que arriesgarse en la vida y luchar por el momento. Si me dejas ahora, el mundo tal y como lo pintamos juntos desaparecerá. ¿Es eso lo que quieres? Dime que no me quieres y entonces me iré por donde he venido y te juro que no volverás a verme.
- Te quiero. Pero no me gustan las cosas que no puedo manejar, necesito saber que algo será perfecto solo porque puedo lograrlo yo mismo, no podré vivir sin tí pero tampoco sin mí, no sabes como soy en realidad, solo me conoces de un par de semanas...eres la chica más impresionante que he conocido jamás...a veces pienso que te crearon especialmente para mí, pero yo no te convengo...
Ella le tapó la boca con la mano para que no siguiera hablando, se miraron durante unos segundos que parecieron horas y entonces él apartó la mano de su boca sustituyendola por los labios de ella y entonces él dijo, - Me has convencido.