Lluvia.
Sigo esperando que salga el sol, aquí, donde siempre espero.
Aquí me tienes, creyendo que puedo cambiar el mundo, bajando la cabeza en un autobus atestado.
Porque la ciudad se me queda pequeña, grito que me voy a ir muy lejos, pero aquí sigo.
Viajes relámpago y organizar salidas que luego no se cumplen, siempre estuvo bien, solo que te quedas viendo el avión despegar y se va una parte de tí, pero no tú.
Y bebo una heineken, una y otra, para borrar el pasado, y a veces el presente.
Bien, dejó de llover.
Y como siempre, me fumo un cigarro y me voy.
Quién no tiene el valor para marcharse.
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Hace 5 años
2 comentarios:
Fumar, ciertamente, siempre te dio esa puta clase que otros sólo podemos usar en forma de metáforas.
te quedan balas para disparar pero preguntas primero
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